Psicomotricidad


El término psicomotricidad apareció con el discurso médico (neurológico) a fines del siglo XIX y sobre el cuerpo han surgido diferentes respuestas, como la de René Descartes en el siglo XVII, establece que el cuerpo solo es una cosa externa que no piensa y el alma, una substancia pensante por excelencia, que no participa de nada de aquello que pertenece al cuerpo. 
En el siglo XIX, con el desarrollo de la neurofisiología se constató que existen disfunciones graves sin que el cerebro se encuentre lesionado o que la lesión no se encuentra localizada claramente; por eso, la necesidad de encontrar un área que explicara ciertos fenómenos clínicos permitió nombrar por primera vez la palabra psicomotricidad en 1870. 
La práctica psicomotriz, conforme a la perpectiva teóriva de H Wallon, empieza con Edouard Guilmain en 1935, que establece un examen psicomotor y plantea la reeducación psicomotriz.
En 1977 André Lapierre y Bernard Acoutourier delinean sus posturas y Sami Alí esboza una teoría psicoanalítica de la psicomotricidad. 
Desde entonces se introducen conceptos psicoanalíticos como lo inconsciente, la transferencia, la imagen corporal, que marcan un viraje en las perspectivas clínico-teóricas. 


ESTRUCTURACIÓN Y DESARROLLO MOTRIZ 

La maduración del aparato neuromotor y el crecimiento quedan referidos a la estructura subjetiva que humaniza a un sujeto; para que se dé el desarrollo motriz debe nacer un sujeto y a partir de allí, el tiempo unidireccional y cronológico se verá trastocado por el tiempo discontinuo y disonante del Otro, tiempo diacrónico y sincrónico que opera a partir de una lógica subjetiva. 
Los movimientos del cuerpo de un niño desde que nace se relacionan estrechamente con la dialéctica del deseo que comienza a enunciarse de este modo; por lo que no hay sujeto sin cuerpo y sin Otro, enlazados y anudados por la dimensión de la falta de objeto, que no es otra que la puesta en acto del deseo del Otro en el cuerpo.
Jugando con el cuerpo se estructura el saber del otro. En el agujero de saber es que el niño juega y construye su desarrollo psicomotor; es decir, el jugar se sostiene en una falta de saber.
La sociedad capitalista actual establece que el tiempo de la infancia está regido por la urgencia: urgencia en alcanzar y adquirir conocimientos, urgencias en saber moverse y en saber hablar, urgencia en aprender, en definitiva, urgencia en "ser grande‟.  


EN EL NIVEL INICIAL

Es necesario trabajar de manera interdisciplinaria, pues un saber no lo puede todo. Trabajar conociendo las implicancias del docente en el proceso de construcción del cuerpo,  sobre todo con infantes es una apuesta, nunca se sabe dónde se está y sobre todo hay que estar dispuestos a incursionar en un saber que no se sabe. 

Más info: 


http://www.lainfancia.net/index_escuela.html

Estrategias para trabajar en la sala














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